domingo, 13 de enero de 2008

ZENOBIA CAMPRUBI: LA VIDA MORTIFERA. Parte II

Zenobia Camprubi en la plenitud de su vida.

Lo que hace la anulacion de Zenobia mas llamativa dentro de los muchos casos semejantes es la capacidad que tenia esta mujer para automutilarse. Zenobia era inteligente, generosa, activa, culta, alegre. Y ademas escribia: desde muy chica habia manifestado una clara vocacion narrativa. De adolescente publicaba cuentos en ingles en una revista norteamericana para niños. Yo he leido Malgrat, un relato suyo escrito en castellano a los quince años: es un texto poderoso, increiblemente bueno para su edad. El diario publicado por Graciela Palau no tiene esa fuerza ni esa voluntad de estilo: esta claro que, para entonces, Zenobia ya ha claudicado. Salvo unas cuantes frases aisladas muy hermosas que dejan entrever su capacidad literaria (como cuando explica como se deshace Juan Ramon de los borradores de sus poemas: "rompe el papel en pedacitos con deleite, como si fuera un trabajador quitando el andamio"), el diario es un recuento arido y casi notarial de los dos años que pasaron en Cuba (de 1937 a 1939), despues que Zenobia sacara a Juan Ramon de España "para que no se volviera loco", en agosto de 1936, al poco de estallar la guerra.

Es un libro patetico. Zenobia lo comienza el dia del aniversario de su boda: llevan veintiun años de matrimonio, ella estaba a punto de cumplir los cincuenta y el cincuenta y seis. Las pautas de su relacion, en fin, estan perfectamente establecidas, y son las de una total y completa sumision. Zenobia anula todos sus planes y compromisos cada vez que su marido la requiere para algo: copiarle en limpio los poemas, o simplemente acompañarlo. Debia de ser tan terriblemente duro convivir con un ser tan lleno de muerte, un hombre casi incapaz de disfrutar de nada; pero es que ademas Zenobia esta constantemente atenta a sus multiples y neuroticos caprichos. Como no tienen dinero viven en un modesto cuarto de hotel que se va colmando loca y asfixiantemente con los periodicos de Juan Ramon. "el resulto es que el sirviente solo puede entrar al cuarto una vez vez cada tres dias y me parece como si estuviera viviendo en una pocilga. La vista de ese monton de periodicos a todas horas me da nauseas". Ademas, como cuando Juan Ramon escribe "no soporta ningun ruido o movimiento, lo cual es perfectamente comprensible", Zenobia se pasa los dias en el servicio. Tambien cuando el se echa una siesta: "me puse nerviosa encerrada en el baño mientras Juan Ramon dormia, pues el dia estaba bellisimo".

Y es que ella no se puede marchar, no le puede dejar solo. Juan Ramon no le permite operarse de un lipoma (tumor de grasa) que Zenobia tiene en el vientre: tendria que permanecer internada en el hospital y el no soporta su ausencia (y tal vez tampoco su enfermedad, su debilidad): "mi primer deseo y mas ardiente es ir inmediatamente a la clinica mas cercana para que me operen de mi molesta protuberancia", dice ella en el diario: " si no pesaran sobre mi tantas tradiciones idiotas irian sin mas ni mas y ya podria J.R. retorcerse las manos. Es ridiculo imponerle algo tan mortificante a otra persona (...) pero nunca tendre el valor ni la determinacion suficiente para deshacerme de mis problemas mientras Juan Ramon este cerca". Y , en efecto, pasan los años y Zenobia sigue criando su tumor.

Lo mas atroz del diario cubano, con todo, es el siempre pospuesto viaje a los EEUU. Zenobia tiene a toda su familia viviendo en ese pais, al que hace veintiun años que no va (salvo una brevisima estancia al comienzo del exilio) y esta ansiosa por acercarse a verlos. Desde que llega a Cuba esta ansiosa por organizar el viaje; una y otra vez pone una fecha de partida, va a las compañias maritimas, consulta precios, reserva pasajes; una y otra vez llega el dia acordado y Zenobia sigue en La Habana. La estrategia obstruccionista de Juan Ramon es siempre la misma: primero consiente en ir con ella (y ella le busca un alojamiento adecuado para sus manias y organiza todo para el en los EEUU)´, luego empieza a ponerse nervioso y dice que es mejor que Zenobia vaya sola (y ella anula las disponsiones en torno a el, reserva el propio billete, reduce el viaje a solo un mes), por ultimo Juan Ramon le hace la vida tan imposible ante la idea de su ausencia que Zenobia claudica y no se marcha. Esta lenta tortura se prolonga durante año y medio hasta que Zenobia consigue partir.

Zenobia apunta sus mas duras criticas a Juan Ramon en relacion con este tantas veces frustrado viaje: "realmente no se como tolero estar aqui teniendo a mi familia entera y a mis amigas tan cerca (...) si no me decido a ir sola voy a encontrar que con J.R. estare mas atormentada, pues el nunca quiere hacer nada que yo quiera hacer y siempre quiere que yo haga lo que el quiere". O bien, " ir a los EEUU con J.R. significa tanta complicacion que preferiria no ir. Hay un obstaculo cada vez que quiero hacer algo y recuerdo que los pocos dias en Nueva York estaba ansiosa de que terminaran. Es horrible". Y tambien: "no tiene sentido que me sacrifique en balde por el egoismo de J.R." Pese a la gran contencion que Zenobia usa en su diario, muchas entradas hablan escuetamente de su infelicidad y su desesperacion. No dice que llorara en ningun momento, pero son paginas que saben a lagrimas. Aunque en otras ocasiones, claro esta, hay buenos momentos, tanto mas apreciados por los escasos.

"Si veo cosas claras y el no las ve", dice Zenobia, "¿Que sentido tiene permitirle acabar con mi existencia?". Es una pregunta exacta y pertinente. ¿Es la victima culpable de ser victima? Conozco a muchas mujeres como Zenobia: hembras fuertes y debiles al mismo tiempo.

En esa patologia anida la patologia de la mujer dependiente, de quien depende a su vez, morbosamente, el hombre que la tiraniza. Hay un infierno en la relacion entre Zenobia y Juan Ramon, pero los demonios (tan reconocibles, tan humanos) estan en las dos partes. La necesidad absoluta que Juan Ramon tenia de ella habia terminado por atrapar a Zenobia: "el es queridisimo aunque me vuelve loca". Destruirse por alguien (y mas si ese alguien es un artista mundialmente reconocido) puede llegar a convertirse en un placer perverso y mortifero: a fin de cuentas, soluciona la angustiosa pregunta de que va a hacer uno (o que va a ser uno) en la existencia:`"aumenta mi inquietud por llegar a ser util en la sociedad. Pero estoy consciente que, para dedicarme a otros trabajos, tendria que abandonar a J.R. que ahora mismo esta necesitando mucha atencion. Confundida en cuanto al mejor camino a seguir".

Al final, decidio seguir apuntalando al genio y con el tiempo cada vez se conformo mas con su papel (¿se metio mas en su propia patologia?), hasta el punto de que, al final de sus vidas, estando Juan Ramon terriblemente desequilibrado e internado en un centro psiquiatrico, los medicos llegaron a decirle a Zenobia que su presencia omniprotectora era negativa para su marido. Zenobia parece admitirlo y planea vagamente dejarle solo durante algun tiempo, pero nunca lo hace: la enfermiza interdependencia esta demasiado solidificada para entonces.

1 comentario:

Julio Ruiz dijo...

Terrible situación: él, enfermo psiquico crónico, hipersensible (quizá ese era el precio para escribir tan bellamente como lo hizo. Ella, una mujer extraordinaria, atada a este sufrimiento por y para su marido hasta su muerte. Me temo que esa encantadora risa suya le habrá durado poco, después de casada. Esas dos vidas, una profunda elegía en sí mismas