lunes, 26 de febrero de 2007

Institucionalización de la ética neoliberal en America Latina y las reacciones autoctonas


En los años 90, el triunfo de las democracias capitalistas occidentales sobre el socialismo real se tradujo en la imposición supraestructural e institucional de la ética del Occidente capitalista anglosajón, la cual puede considerarse como el eje racional del sistema capitalista, reflejada en los siguientes principios y valores: libre mercado, maximización de la ganancia, libertades individuales, la acción individual vs la acción del Estado, democracia representativa, buen gobierno, libre competencia, especialización productiva, entre otros.

En los principios y valores de la ética (neo) liberal ya señalados, se encuentra subsumido, desde sus primeros años, la lógica del capitalismo.

Estos principios dirigen, asimismo, el actual proceso de globalización, en cuanto fenómeno de expansión capitalista.

La internacionalización de los mercados y la tendencia a su apertura, la homogeneización cultural, la especulación financiera, entre otros fenómenos característicos de la globalización, son mecanismos que contribuyen a fortalecer los principios y valores de la ética del capitalismo liberal y con ello, la institucionalización del mismo en todo el orbe. (una Pax Capitalista liberal).

Partimos de la premisa que el FMI, en cuanto organismo multilateral que funciona con una lógica capitalista, es difusor de esta ética, con el objeto de coadyuvar a crear un environment económico y político que favorece sobre todo al capital transnacional occidental y asiático.

Estos principios virtuosos se reflejan en el famoso “paquete neoliberal” de medidas macroeconómicas cuya aplicación es recomendada por el FMI.

Pero como era de esperarse, el factor social no fue suficientemente tomado en cuenta dentro de estos principios, lo que contribuye a la inequidad social y aumento de la pobreza, situación denunciada por los críticos del FMI y del “Consenso de Washington” .

A objeto de ejemplificar lo anterior, se cita lo siguiente de un material informativo del FMI. Pensamos que las palabras siguientes ilustran lo que acabamos de sostener.


“El FMI tiene como fines la expansión y el crecimiento del comercio mundial, la estabilidad de los tipos de cambio, la evitación de devaluaciones cambiarias competitivas y la corrección ordenada de los problemas de balanza de pagos de un país. (…)

Por conducto de la supervisión que realiza de la política económica de los países miembros, el FMI examina (los resultados macroeconómicos). Esto incluye el gasto total (y sus componentes principales como gasto de consumo e inversión empresarial), producto, empleo e inflación y también la balanza de pagos del país. (…)

Mediante la labor que realiza para fortalecer el sistema financiero internacional y acelerar la lucha contra la pobreza, además de promover las medidas bien fundadas de política económica en todos los países miembros, el FMI contribuye a que la globalización funcione en beneficio de todos.

Entre sus funciones está el seguimiento de la evolución y las medidas de política económica y financiera, conceder (créditos) a los países miembros que enfrentan problemas de balanza de pagos, no sólo con fines de financiamiento temporal sino también en respaldo de las medidas de ajuste y reforma que contribuyan a corregir los problemas fundamentales (…) y facilita a los gobiernos y bancos centrales de los países miembros asistencia técnica y capacitación en el área de especialidad de la institución (…) por ejemplo, tras el desplome de la URSS el FMI ayudó (a los países resultantes de su desaparición) a establecer sistemas de tesorería en los bancos centrales como parte de la transición de un sistema de planificación central a una economía de mercado".

Durante la última década del siglo XX, las economías latinoamericanas, al igual que la gran mayoría de las africanas, asiáticas y de los países surgidos a la Comunidad Internacional con el desplome de la URSS, se hallaban plenamente comprometidas con la ejecución de políticas macroeconómicas de ajuste estructural recomendadas por el Fondo Monetario Internacional.

Como se sabe, estas políticas macroeconómicas de ajuste estructural implican: liberalización de los mercados, del sector externo, disminución del Gasto Público expresado en la reestructuración del aparato burocrático del Estado y la venta de sus activos considerados ineficientes. Estas medidas coinciden con los principios éticos (neo)liberales planteados anteriormente. La adopción de un paquete neoliberal se proyectaba como generador de confianza (el Estado virtuoso) para atraer las inversiones extranjeras que contribuirían a reactivar los sectores productivos nacionales.

A principios de la pasada década llegaron al poder partidos políticos que llevaron a la población proyectos y programas políticos plenamente identificados con las recomendaciones del FMI. Las mentes más brillantes, preparadas en las más prestigiosas Universidades estadounidenses y empapadas de las discusiones de la famosa Escuela de Chicago, contribuyeron a diseñar dichos instrumentos de planificación, a la vez que se convirtieron en los nuevos “gurúes”, sabios conocedores de la verdad económica del mercado. Estos tecnócratas incluso se incorporaron a los distintos Gabinetes Ministeriales.

Como consecuencia del recorte del gasto público en función del equilibrio presupuestario, a lo que no estaba acostumbrada la población, se produjo un incremento notorio de la pobreza crítica y el desmejoramiento general y sostenido de la clase media, cuya movilidad social se había visto altamente favorecida en la década de los sesenta y setenta, como efecto de las políticas cepalistas de sustitución de importaciones. Esta situación ejerció gran impacto político interno en los países latinoamericanos. Las protestas políticas estaban a la orden del día, en mayor o menor medida. Surgieron tendencias represivas en regimenes políticos de derecha o con tendencias derechistas (Perú, México) mientras que la gobernabilidad se deterioró en los países dominados por partidos socialdemócratas (Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina). En ambos casos, los Gobiernos que prefirieron mantener el status quo económico de manera estricta “pagaron caro las consecuencias “, en términos políticos.

Esta situación condujo a las sociedades latinoamericanas a otorgar presencia política a quienes lideran un mensaje “anti-paquete neoliberal”, ya fuera de manera moderada o radical: todas estas manifestaciones politicas tienen en comun un discurso de resistencia a la imposicion autoritaria de la Pax Americana de estos tiempos de globalizacion y un fuerte alineamiento con las demandas de los movimientos antiglobalizacion, indigenas y populares. Cada uno de estos gobiernos han llegado al poder en lo que pudieramos llamar: "efecto domino" y ha llamado la atencion mundial de intelectuales de izquierdas.

Mejor escenario no puede haber para que los intelectuales del mundo acepten la invitacion del Presidente Chavez para crear el "Socialismo del s XXI", el estilo robinsoniano: para una America original.

Articulo original de:
Yurlen Rondon
Internacionalista

1 comentario:

blasapisguncuevas dijo...

Hola, también les envío mis siguientes meditaciones:

El sector público debe ser cerebro y esqueleto de la sociedad, también
corazón. Todos los cargos políticos deben ser electos mediante la más
pulcra democracia y no estar en el poder más de 16 años, al menos
presidentes y gobernadores:Los consejos comunales podrían renovarse cada
dos años, al menos la mitad de sus miembros, para intentar imitar al
cuerpo en su renovación celular. En aldeas y pueblos menores de 3000
habitantes podría ser electos los candidatos hasta un máximo de 16 años
también. Todo eso podría considerarse como una forma de introducir el
socialismo en la política e intentar alejar a los corruptos o posible
amigos del abuso de poder , algo, por cierto, muy humano y habitual en
la historia, incluso en nombre de los más nobles ideales. Debemos evitar
dar cobijo en el poder a tipos como Hoover o el infernal Bería, tal vez
el verdadero responsable de los crímenes stalinistas.
El sístema circulatorio debe tener un corazón potente, público, que
canalice las ganancias públicas hacia la sociedad y la satisfacción de
sus necesidades. Mayoristas y grandes intermediarios deberían ser
funcionarios públicos y remunerados según su labor y productividad.
Trabajo a valorar por los consejos comunales de cada ciudad o distrito
comercial. Las actividades actualmente en su poder debe ser el Corazón
del sístema distribuidor de las distintas producciones de los trabajadores.
Las actividades productivas reales pueden dejarse en manos privadas,
cooperativas, sociedades anónimas, limitadas, incluso estatales. Ellas
deberán ser sometidas a control público para que no se salten la ley y
defrauden en productos e impuestos, progresivos para ayudar también a la
satisfacción de las demandas de la sociedad en general. El 32% que
actualmente se llevan intermediarios y mayoristas, al menos en España,
debería ir al estado y ser administrados por los gobiernos de turno
donde sea menester.

Precisamente, porque no se es demócrata se es más individualista y se es
propenso a no someterse a ninguna mayoría que voten otros. Un verdadero
demócrata puede participar en el PSUV y acatar la decisión de la
mayoría, si no es así, ¿qué demócratas somos? la humildad consiste en
saberse un hombre un voto y una voz en un partido, que lucha, además,
por convencer a sus correligionarios de los puntos en los cree que están
equivocados. Un sólo partido puede ser más demócrata que veinte si en su
vida interna se funciona y disfruta de plena libertad, aunque,
obviamente, el suicidio no se admite en ningún partido ni que le inunden
células cancerígenas que lo condenen a una muerte lenta desde dentro o
que por falta de renovación de cuadros la paralisis sea total y su
muerte tan inevitable como en el primer caso, células cán...



Enviado a la izquierda mundial, sin distinción de tendencias.A toda no,
porque por ahora es imposible. La unidad hará más fuerza que la estúpida
desunión.

Saludos.

Firmado: Libertad, democracia, socialismo e
igualdad. Mi
firma
significa que mi trabajo está a disposición de todas y cada una de las
personas que creen en las cuatro palabras que la componen.

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