lunes, 26 de febrero de 2007

Integracion latinoamericana, unipolaridad y multipolaridad.




El mundo actual ya no es el que conocíamos hace 15 años. El sistema bipolar que caracterizó buena parte de la llamada guerra fría ha sido superado, en lo económico, por un sistema que se caracteriza por múltiples alianzas estratégicas entre países, los llamados "bloques de integración", casi todos comprometidos con la economía de libre mercado y la democracia representativa liberal.

Tal es el afán integrador liberal que algunos países y bloques de integración hacen todos los esfuerzos posibles por no "quedarse atrás", por ser "modernos", "abrirse" al capital transnacional y ser "competitivos" en un mundo globalizado... globalizado, en realidad, para beneficio de las empresas transnacionales, un mundo cuyo orden ha sido diseñado por el complejo tecnológico, militar e industrial occidental y ejecutado por Washington y sus aliados atlánticos.

...Pero....¿Que tan libre sera ese comercio al que tanto aspiran las élites de los países mas pobres y sometidos?

No es un secreto para nadie que los países con los que se aspira negociar "en bloque" no tienen, en realidad, nada que negociar con los países pobres. Lo suyo es imponer. ¿Que va a negociar quien tiene todos los recursos de poder a su alcance?
Los que desean "modernizarse" de esta forma están cometiendo un suicidio nacional que no le pueden perdonar los pueblos, a menos que sean bombardeados constantemente con la propaganda demagógica de miedo hacia cualquier alternativa de cambio.

Como decía el autor uruguayo Galeano en su libro "Las venas abiertas de América Latina", algunos países se especializan en perder. Los únicos que pueden ganar algo con estos acuerdos de libre comercio injustos y desequilibrados son, como siempre, las élites oligarcas que no por casualidad son generalmente los negociadores representantes de los países pobres. México y Centroamerica son, en nuestro hemisferio, casos emblemáticos.

En realidad, la mayoría de los flujos comerciales y de capital de los países industriales se dirigen al norte y no al Sur. Solo se han dirigido al sur en calidad de prestamos usureros de los grandes organismos multilaterales, bajo condicionante neo coloniales, o como los llamados capital golondrina, cuya alta movilidad tiene que afectar a economías volcadas hacia el sector externo y altisimamente dependientes. La dependencia financiera es el puñal que mas ha desangrado a la América Latina.

Por otra parte, se pregonaba y se pregona la apertura de nuestras economías y el crecimiento hacia fuera, mientras los países del norte aumentaron y aumentan su proteccionismo comercial, sobre todo a través de medidas no arancelarias


Ante este escenario, se hace imprescindible la aceleración y profundización de los bloques de integración “sur-sur”, pero no en el sentido maniqueo de los bloques integracionistas liberales, diseñados por funcionarios del sur preparados en Harvard, o por compañías difusoras de una "modernización" entendida como occidentalización, difusión de las democracia representativa liberal y del liberalismo económico como “la única vía”.

El sentido que se impone tiene que ser un sentido patriota, latinoamericanista. Pero, para cambiar la dirección que hasta ahora han tomado en América Latina los procesos de integración, su sentido ontológico tiene que ser, además, revolucionario.

Y esto es porque, veamoslo metaforicamente, para cambiar de sentido hay que cambiar de dirección, necesariamente.

Es necesario generar mecanismos imaginativos, novedosos que permitan superar en la practica y en la teoría, los nudos gordianos de la integración latinoamericana.

Las políticas neo liberales ya han dejado, más mal que bien, su huella en los países de la América Latina, África, Asia que se han traducido, hasta el momento, en mayor profundización de los niveles de desigualdad entre los países industriales y los países más pobres, aumento de la pobreza, de la fuga de capitales, disminución de los niveles de inversión social, etc.

En lo político, el discurso que predomina es definitivamente unipolar, esto es, los mensajes del norte industrializado, en particular los del gran líder Estados Unidos.

Una gran y nunca pasada de moda Pax Americana "arropa" políticamente al mundo, permitiéndole a ese país actuar amplia e impunemente sobre diversos temas y asuntos internacionales, ante la mirada pasiva y lánguida de la Comunidad Internacional.

Como decía Madeleine Allbright en Santa Fe IV: "Los EE.UU no deben tener miedo de actuar como la Superpotencia que realmente es (...) La mano invisible del Estado no funcionará jamás sin el puño del Ejército. Mc Donald´s no puede expandirse sin Mc Douglas."

Los temas del desarrollo económico y de la búsqueda de un nuevo orden internacional justo han pasado bajo la mesa en los años post guerra fría y han sido sustituidos por otros que básicamente afectan a los del llamado (todavía) Primer Mundo. Esos nuevos temas de la agenda globalizante son medio ambiente, narcotráfico, democracia, migraciones y derechos humanos, puestos sobre la mesa como si no tuvieran nada que ver los antiguos temas del desarrollo, la equidad entre países, el comercio justo y un tratamiento etico del neo colonial problema de la deuda externa, defendidos hasta el cansancio en los años mas calientes de la Guerra Fría por los los países del llamado Tercer Mundo.

El cambio de dirección tan necesario solo lo pueden dictar nuestros Pueblos, con su voluntad firme y decidida por democratizar los sistemas políticos nacionales. Sin dudas, es la única esperanza posible para convertirnos en plenamente soberanos.

Articulo original de:
Yurlen Rondon
Internacionalista

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