jueves, 12 de junio de 2008

Para la Libertad. Joan Manuel Serrat

Hoy viernes les dejo esta bella canción de Joan Manuel Serrat hecha a partir de un poema llamado "El Herido" del poeta republicano Miguel Hernández (uno de mis favoritos de cualquier tiempo y lugar). Se llama "para la Libertad": la canción está formada por estrofas de aquél poema.

Canta a La Libertad: la real, la verdadera, la tuya y la mía, la nuestra, la del pueblo, por la que sí va la pena luchar sangrar, luchar y pervivir.

No a una versión demagógica y falsa de la misma, impuesta desde las Oligarquías, dueñas del gran capital nacional. O desde las transnacionales. O desde los aparatos ideológicos del capitalismo, al fin y al cabo, aparatos ideológicos de la clase dominante: es decir, de aquéllos que se sienten amos del mundo.

Sin que me quede dudas, esta es mi canción favorita de Serrat.

Pero claro, si es tomada de ese poeta pródigo y amante que fue Miguel Hernández, que dejo su vida en una fría cárcel franquista... Miguel Hernández, hijo del pueblo, hijos de pastores, formado en la vida....siempre me conmueve.

De verdad amo a este poeta del Pueblo republicano español, que ha transcendido su tiempo y circunstancia, para volverse un poeta universal.

Universal por humanista y poeta para cualquier revolución patriota y popular. Sus poemas aplican a cualquier tiempo y lugar: son internacionalistas y solidarios.

"Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!"







Poema El Herido de Miguel Hernandez

Para el muro de un hospital de sangre.

I

Por los campos luchados se extienden los heridos.
Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
Y las heridas suenan, igual que caracolas,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
esencia de las olas.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
La bodega del mar, del vino bravo, estalla
allí donde el herido palpitante se anega,
y florece, y se halla.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,
se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
de adelfos florecidos ante la cirugía.
de ensangrentadas puertas.

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

No hay comentarios: