Estoy hablando de Francisco Gabilondo Soler, esa voz madura que cantaba tiernamente las canciones de los discos de Cri-Cri, el grillito cantor.
Según leí, el grillito cantor nació de la mano del señor Gabilondo, que era músico, en una emisora de radio mexicana, la XWE, en 1934.
Fue en principio un programa infantil de mucho éxito que fue transmitido hasta 1960.
De 1950 hasta 1970, se editaron discos y discos con canciones del grillito Cri-Cri, muchas de ellas compuestas por el Sr Gabilondo, que fueron muy exitosas. En los 70 se editaron varias colecciones de canciones.
En 1984, al cumplirse 50 años de la transmisión del primer programa radial de Cri-Cri, se hizo un programa especial con Francisco Gabilano Soler. Éste murió en 1990, en la paz de su cama.
Particularmente, tuve la ocasión de escuchar y conocer las canciones de Cri-Cri gracias a un programa infantil que deben recordar muchas personas de mi generación, que se transmitió los sábados en la mañana, desde finales de los 70 hasta mediados de los 80, en la emisora Radio Capital, de Caracas.
El programa se llamaba "El Show del Tío Amaury" y era conducido por el locutor Amaury José Díaz.
Como muchos niños, oíamos arrobados las canciones dulzonas, cursis, del grillito Cri-Cri, que eran muy tiernas, y tenían la capacidad de captar la atención de los niños llevándoles a imaginar mundos de fantasía en el que las vocales cantaban y bailaban, los ratones eran gringos y de ojos azules, hablaban inglés e iban a la cárcel por sus fechorías, muñecas feas y rotas que, aunque las niñas las abandonaban en los rincones, eran queridas por ratones, arañas, plumeros y cucarachas, chorritos de agua que eran traviesos, roperos mágicos de abuelitas y cosas así, que ya los niños de hoy no sueñan ni imaginan.
Uno de sus discos, el de 1963, era el que estaba en mi casa....y tenía esta dulce dedicatoria a todos los niños de América Latina:
"A mis amigos desconocidos:
HACE un tercio de siglo, cuando aún no sabía qué rumbo tomar en la vida, di en recordar mi infancia. Imagen tan dulce y grata que trajo consigo una cascada de musiquita alegre.
Escribir aquellas lejanas impresiones me reportó primero, un difícil pasar; después, un vivir modesto. Pero olvidando el signo del dinero, la verdadera fortuna consistió en dar forma a cien pequeños detalles de la primera edad.
Escribir cada canción, cada cuento, me ha causado tanto placer y emoción que no cambiaría mi montón de papeles por un tesoro rutilante y yerto.
Gente hay que sabe de mis cantos; otros, por cosa de años, o de distancia, apenas van a conocerlos. A todos mis oyentes dedico esta parte de lo que llevo imaginando, con la esperanza de que tales pequeñeces también evoquen en ellos días lejanos de risas y juegos, con la misma intensidad que yo he sentido al hacerlo.
Aquí les dejo algunas canciones que de seguro les van a llenar el corazón de ternura, con sus recuerdos de la infancia, como me pasó a mí. Disfrutenlos con sus hijos.
La muñeca fea
El ratón vaquero
El chorrito
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