Cuando los intelectuales que más admiramos, miran a los pueblos de reojo...los miran incompletos.
No han sido pocos los momentos en que sólo miran hacia arriba, allá donde están parados los santos de clase, los templos de la producción y el consumo... y el Dios que los ilumina.
Algunos cambian como una veleta: se mueven al ritmo del Gobierno de turno y hasta son capaces de bajar la cabeza ante el fascismo criminal....¿no es así, Don Ernesto Sábato?
Otros miran con asco cualquier Gobierno popular, igualitario y revolucionario...¿no es así, Don Mario Vargas Llosa?
Y otros deciden hacerse los ofendidos: después de insultar, no esperan que se les responda, ni siquiera con el pétalo de una rosa...¿No es así, Don Carlos Fuentes?
Pero bueno...¿Qué puede esperarse de aquél "izquierdista" que ahora le hace el prólogo a la biografía de un magnate llamado Cisneros?
Hay intereses de clase: ante éstos, cualquier compromiso social se desvanece cual espejismo...
Y ante los propios intereses de clase...los pueblos, simplemente, no importan tanto...
Bueno, eso es lo que nos están enseñando esos intelectuales cuya pluma aprendimos a amar en el pasado...pero no es lo que debemos aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario