jueves, 9 de agosto de 2007

¿QUÉ SOMOS?


En el V Congreso Internacional de Cultura y Desarrollo, cuyo eje central fue la defensa de la diversidad cultural, el antropólogo argentino Adolfo Columbres señaló conceptos que Lil Rodríguez compartió con nosotros en su columna “La Cota Lil” y que se encuentran originalmente en su libro "América como civilización emergente".

Acá se publican extractos de la entrevista que el argentino concedio a la periodista Johanna Puyol en la Jiribila y que fueron citados por Lil Rodríguez en su columna antes mencionada.

La pregunta. ¿Qué somos?

Es curioso, pero la gente no sabe responder a esta pregunta. En los países islámicos tienen una conciencia clara de que pertenecen a un tipo de civilización. La civilización la entiendo como aglutinante de una diversidad cultural, de una serie de matrices culturales que tienen algo en común, pero que divergen, ya sea en lo político o en lo cultural. Esas diferencias no les impiden actuar frente a otros grupos como civilización en su conjunto, como ocurre en la civilización occidental.

América todavía no se ha definido en ese aspecto. En el Centro de Estudios Estratégicos de Harvard hablan de ocho civilizaciones que se van a disputar el s XXI en el cuadro internacional y nos citan-antes nos llamaban Iberoamérica, pero ahora nos llaman Latinoamérica-funcionando como una civilización en el concierto de civilizaciones.

Nosotros no nos vemos así. Se habla de cultura latinoamericana, pero es un término vago, porque cultura en última instancia nos tiene que remitir a las distintas matrices culturales, que tienen cierta autonomía. Hay que hablar por lo menos de dos mil matrices culturales en América Latina, sino más.

¿Cómo se une esa diversidad? Únicamente con un concepto de civilización, porque a pesar de ser diversa, América tiene una mayor coherencia cultural que otras civilizaciones, incluso la occidental. América tiene una misma lengua, religiones, miles de costumbres que son semejantes…”

América tiene lenguas y elementos más occidentales que otros continentes, tiene una herencia mayor; peru aún así, si uno va a los pueblos, especialmente los indígenas, mestizos, afroamericanos, claramente no se identifican con Europa. Existe un temor a esta ruptura, la ruptura del nacimiento, que no excluye al amor o el reconocimiento, sino simplemente saber que uno es un ser diferente, y definirse como diferente.

Diversidad cultural.

“De qué vale hablar de diversidad cultural si no vemos lo esencial, si no somos capaces de responder a esa pregunta: ¿Quiénes somos nosotros en el mundo de hoy? ¿Somos una civilización o somos un segundo Occidente, una especie de furgón de cola que Occidente sigue explotando y destruyendo? En todo caso, si somos parte de Occidente, somos una parte maltratatada (…) Por un lado está el concepto de latinoamericanismo y por el otro el de panamericanismo. “América para los americanos” es decir, los norteamericanos, en contra de “Latinoamérica para los latinoamericanos”.
Esa diferenciación fue muy clara en Bolívar. Al volver de la guerra y enterarse de que Santander había invitado a EE.UU a ser parte del Congreso de Panamá, le dijo que estaba muy equivocado, que EE.UU estaba llamado más bien a ser la ruina de nuestras naciones y no a ser el hermano mayor que iba a ayudar a hacer nuestro destino.

En esto no se equivocó nada. Después se fueron separando las aguas de panamericanismo y latinoamericanismo.

Es importante entender que no es un asunto de hoy ni de hace 10 ó 20 años. Son procesos que comienzan antes de la independencia, que han venido actuando a lo largo de dos siglos ya.

La colonización cultural es una verdadera mutación antropológica. Uno ve, por ejemplo, una creciente destrucción del lenguaje, gente que ya no habla ni mil palabras. Hay estudiantes en Argentina que no pudieron entrar a la Universidad porque no tenían más de 600 palabras.

Con 600 palabras, 800 o mil, uno no puede dar cuenta de la complejidad del mundo ni por el lado analítico ni por el simbólico.

Piense en lenguas como el inglés o el español: el inglés en la época de Shakespeare llegó a tener 5 millones de palabras. ¿Por qué el hombre inventó tantas palabras? Porque necesita dar cuenta de aspectos específicos. Hay culturas, como la berebere, que tienen 50 palabras para designar al león, porque para ellos hay muchos leones, no uno como vemos nosotros.

Alguien que ha visto su lenguaje reducido a mil palabras tiene contaminada incluso esa cantidad, porque los intereses comerciales y políticos están siempre manoseando todas esas palabras que pierden el sentido, pierden esa cosa cristalina, nombradora del ser de las cosas, que tienen las palabras cuando gozan de buena salud.

Entonces la palabra, además de haber quedado muy reducida, está enferma y contaminada. Igual que el aire, la tierra y los ríos.

Esto es mucho más grave que la colonización cultural, porque esta significa desplazar tu propia cultura para poner otra en su lugar. (…) (Antes) se sustituía una cultura por otra, pero las dos eran culturas, tanto la sustituída como la sustituyente.

Ahora se destruyen las culturas, se destruye la herencia humana, para imponer chatarra, algo a lo que no se le puede llamar cultura.

Se impone una cultura de los medios hecha para vender, no para exaltar la diversidad ni la herencia moral del hombre.

Lo que llamamos cultura deviene en una suerte de entretenimiento idiotizante, las grandes obras del espíritu son también ablandadas, reducidas.

Ese hombre sin cultura es manejable, y eso es lo que dicen las corporaciones, lo que dice el orden mundial injusto. Creo que con el tiempo, y no uno lejano, sino breve, se va a acentuar esta guerra contra la cultura, porque si uno lo mira desde el punto de vista de la mutación antropológica se entiende: ya es una guerra de especies.

Los mutantes van a querer destruir lo que queda del homo sapiens, del animal constructor de sentidos, es decir, de las personas que se preocupan por el sentido de las cosas.”

1 comentario:

Anónimo dijo...
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