martes, 29 de mayo de 2007

Respecto a la carrera diplomática y a las relaciones internacionales...


Corresponden a una concepción del mundo realista, materialista, objetivista, eurocéntrica y moderna.

Creo que toda la teoría de las relaciones internacionales debe ser reviada, discutida, en especial en los países de América Latina y nuestros aliados del Sur.

No es posible que los internacionalistas consideren que la única forma de pensar en las relaciones internacionales y en la política exterior sea aquélla diseñada en el Norte y que, por supuesto, tiene como fin el sostenimiento del neocolonialismo y la dominación.

A los internacionalistas y politólogos se nos siembra, desde la Academia, la hegemonía del pensamiento científico elaborado en Harvard, Oxford y Cambridge.
Pensamiento creado por y para los centros.
¿Que ha hecho nuestra Escuela de Estudios Internacionales para crear un pensamiento sobre las relaciones internacionales?
Que yo recuerdo, poco o nada, salvo repetir como si fueran verdaderos dogmas lo creado en los centros.
Si los centros hablan de la globalización como un fenómeno indetenible, nosotros en Vzla y América Latina hacemos lo mismo.
Si los centros hablan de la teoría del caos desde la ideología liberal, nosotros hacemos lo mismo.
Si los centros dicen: "murió la teoría de la dependencia", nosotros hacemos lo mismo.
Si los centros consideran al "populismo" un obstáculo, nosotros hacemos lo mismo.
En fin, es la impronta de la lógica eurocéntrica grabada a sangre y fuego en nuestras mentes "científicas" y "objetivas" de buenos internacionalistas colonizados.
Los internacionalistas, para verguenza nuestra, ni siquiera hacemos Tesis de Grado.
Una Tesis de Grado implica "crear razonamientos, ideas que sean un aporte original a la Ciencia".
Nosotros no las hacemos, porque la Academia diseña nuestro conocimiento como simple repetidor de lo que los centros crean. No aportamos, en consecuencia, "ideas originales, aportes a la Ciencia".
Así nos cierran, desde nuestras propias epistemes, la posibilidad de siquiera crear un pensamiento propio, nacional, latinoamericano.

No es extraño leer o ver en la TV a internacionalistas como Julio César Pineda y Beatriz de Majo, Maruja Tarre y la periodista María Teresa Romero, elevados a los altares de la "sabiduría" por las oligarquías locales para quienes trabajan, expresar ideas en las que abiertamente se defiende el status quo existente.
No hay críticas, no hay libertad de ideas..tan sólo complacencia.

Recordemos a Foucault, cuando nos hablaba del pequeño "policia" que todos llevamos dentro.

ESE POLICIA NOS LO SIEMBRA EL ESTABLISHMENT, empezando en nuestro caso por la Academia.

Quien cuestione la Academia es un "marginal". ¿Será por eso que vímos en la TV a jovenes profesores de la Escuela en la marcha de ayer?

Venezuela debería ser pionera en la elaboración de nuevas y posmodernas formas de pensar tanto las relaciones internacionales como el diseño de la política exterior.
Soy partidaria de que, aunque está muy bien buscar aliados intelectuales europeos ,mejor aún es que desarrollemos en nuestro propio país "think tanks" criollos que se encarguen de esto.

Y no sólo para nosotros:
Deberíamos crear institutos de estudios en la materia en los que se inviten a profesionales de otros países LATINOAMERICANOS y europeos a discutir y a crear nuevas propuestas, decoloniales, en materia de política exterior.
Por otra parte, las formas y estilos diplomáticos son, ciertamente, instituciones reconocidas por el Derecho y la Cortesía Internacionales.
A Venezuela muchas veces se le acusa de no respetar estas reglas consuetudinarias, y de "falta de profesionalismo" a nuestra Cancillería.

Creo que muchas veces son OTROS PAÍSES los que se saltan estas normas, y cuando Venezuela, coherentemente, responde, es injustamente acusada de obviar esas instituciones.
¿Por qué se acusa a Venezuela por defenderse de las agresiones que permanente recibe de todas las trincheras de la oligarquía nacional y transnacional, recurriendo a argumentos que los descalificadores no respetan?


¿Y la reciprocidad?
Esa es una regla de oro en la diplomacia.

¿Por qué se nos niega el derecho a recurrir a ella?

¿Por qué se nos niega el derecho a responder en reciprocidad y proporcionalidad, a las injustas acusaciones?

El Estado venezolano debe trabajar, intensamente, en muchos frentes a la vez.
Pero no está solo:


Si bien la SIP y sus aliados de la derecha europea magnifican y tienen a sus disposición medios para mentir, Venezuela recibe constatemente respuestas desde la solidaridad internacional que siempre nos han brindado los movimientos sociales en el mundo, dada la categoría de nuestro país como abanderado en la lucha de los pueblos por su liberación nacional, cada vez más contundente.

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